viernes, 11 de abril de 2008

Llegó, de una sacristía,

Llegó, de una sacristía,
a ser el líder de izquierdas
que, si entonces eran lerdas,
hoy rebosan bobería.
Y en la baska lotería
del poder tocó a Madrazo,
que carece de espinazo,
ser necesario en la foto.
Y él se dedica, devoto,
a tener bien puesto el cazo.


Psikofonías en El blog de Santiago González


El soberanismo, un eterno San Fermín


11 de abril de 2008.-


La dirección de Ezker Batua ha dado en pensar que la consulta que el lehendakari Ibarretxe tiene anunciada para el próximo 25 de octubre es 'el chupinazo' que dará inicio al nuevo ciclo político tras el fracaso del llamado 'proceso de paz'.

El chupinazo por antonomasia es el que se tira desde el Ayuntamiento de Pamplona a mediodía de cada 6 julio y marca el comienzo de los sanfermines. Metáforas de la vida. Hace unos años, los radicales vascos acuñaron un eslogan que ha venido a fundirse en el habla coloquial de los dirigentes de Ezker Batua, estos tipos que sostenían a la alcaldesa de ANV de Mondragón con su acuerdo de gobierno: "Jaiak bai, borroka ere bai!" (Fiestas sí, lucha también).

El caso es que Ezker Batua quiere hacer su aportación a la consulta y he elaborado lo que podría ser la gran pregunta:

"¿Habilita usted al Parlamento vasco a negociar con las Cortes Generales el acuerdo que se adopte en dicho Parlamento sobre un nuevo marco jurídico de relaciones con el Estado español?"
Impresionante. Dos de cada tres vascos sometidos a una pregunta semejante, responderían: "¡Esa sí me la sé: la gallina! Lo mejor del asunto es la consideración que les ha llevado a formular pregunta tan estúpida:
La consulta es imprescindible, ya que sólo de esa forma puede conocerse "la voluntad exacta de la ciudadanía sobre la cuestión del reconocimiento del derecho a decidir como clave de solución del llamado conflicto vasco".
Diez de cada diez vascos consultados, incluso la parte de la población muestral de procedencia guipuzcoana, han mostrado su extrañeza ante la cuestión: ¿Y si se trata de conocer nuestra voluntad exacta, no sería mejor empezar por hacer una pregunta clara?
No han inventado nada, en cualquier caso. El 28 de febrero de 1980 Andalucía votó en referéndum si se constituían en autonomía de primera, como las tres históricas. La pregunta era la siguiente:

“¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?”
Algo más clara fue la pregunta a la que se sometió a los quebequeses el 30 de octubre de 1995, que arrojó el siguiente resultado: No, 50,58%; Sí, 49,42%. En ella, al menos, figuraba la palabra 'soberana':
"¿Acepta Vd. Que la provincia de Quebec pase a ser soberana, tras ofrecer a Canadá una nueva coparticipación económica y política, en el marco del proyecto de ley sobre el futuro del Quebec y del convenio de 12 de junio?"
El entonces ministro de Relaciones Intergubernamentales de Canadá, Stéphane Dion, elaboró una ley, previa consulta al Tribunal Supremo, la llamada Ley de la Claridad, que a partir de entonces habría de regular los referendos de secesión. El 25 de noviembre de 2003, Dion impartió una conferencia en Bilbao, en la que a este blogmaster le cupo el honor de hacer labores de presentador. Así explicó el espíritu de la Ley, su insprador:
A) la pregunta ha de ser clara. No vale invocar el reconocimiento del derecho a decidir, ni formulaciones esotéricas. La pregunta debería ser algo como: “¿es usted partidario de la secesión de la C.A.V. para constituir un Estado propio?”
B) la expresión de una mayoría secesionista debe ser cualificada y reiterada. Esto debe ser así porque la secesión es una decisión irreversible, que no se puede tomar con un coyuntural 51% de los votos. Dicho de otra manera: es una paradoja que el derecho a decidir exista mientas el independentismo es minoritario y que, en la primera ocasión que rebasara el 50% de los votos desaparezca para siempre.

C) La negociación se hará poniendo sobre la mesa todas las cuestiones pendientes, incluso las inversiones realizadas por el Estado Federal en la provincia secesionista para negociar los plazos de la indemnización, el precio de la libertad.

D) La provincia que aspira a la secesión aceptará, por el mismo principio democrático que invoca, la negativa de algunas partes de su territorio. Por ejemplo, el ‘no’ del Ayuntamiento de Vitoria.

Volviendo a los chicos de Madrazo, ¡qué chupinazo!, habría que preguntarles a quién le tocará cantar el 'Pobre de mí' cuando termine la fiesta soberanista.

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