viernes, 4 de abril de 2008

Sin palabras

Mientras los demás, en corro,
hacen algún comentario,
a Rodríguez, solitario,
nada le sale del morro.
Él, que dicen es un zorro
con un verbo zalamero,
cuando sale al extranjero,
calladito, no da el cante.
¿Allí no vale el talante
hipócrita y navajero?


Psikofonías en El blog de Santiago González


Ni con Bush... ni con nadie

ABC

LUIS AYLLÓN ENVIADO ESPECIAL

BUCAREST. Al final fue que no. A pesar de las expectativas levantadas hace un par de semanas por Moncloa y por el propio José Luis Rodríguez Zapatero, no hubo ningún tipo de encuentro, ni formal ni informal, entre el jefe del Ejecutivo español y George Bush, durante la Cumbre de la OTAN en Bucarest. Anoche, tras abandonar Zapatero a la mitad esta reunión, con destino a Madrid, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, dijo a la prensa que no tenía «constancia» de que se hubiera producido encuentro alguno.

Todavía a mediodía de ayer, ante las preguntas de los periodistas, Zapatero, que en su día señaló que quedó con Bush en hablar aquí de asuntos de interés común y cuestiones internacionales, se mostraba «seguro» de que aún habría oportunidad para un encuentro a lo largo de la tarde. Pero, nada. Zapatero se fue sin conversar con Bush y, ni siquiera con un estrechamiento de manos, que intentó, sin conseguirlo, al término de la foto de familia, mientras caminaba cerca de él y de Gordon Brown.

Zapatero se volvió a casa simplemente con el «hola, hola felicidades» del miércoles, cuando ambos coincidieron en la cena de apertura de la cumbre. Un saludo que habrá que sumar al lapidario de frases que - eso sí, en español, con el más puro acento tejano- le ha dirigido el presidente estadounidense en estos últimos cuatro años, y que incluyen el «hola, ¿qué tal, amigo?», de 2004 en Estambul, y el «hola, amigo, ¿cómo está?», del año pasado en Nueva York.

De todos modos, resulta difícil calibrar con exactitud quién no quiere ver a quién, porque, a tenor de unas imágenes que se pudieron ver ayer, al comienzo de la sesión sobre Afganistán. Zapatero no se esforzó mucho por hablar con Bush...ni con nadie. A Zapatero se le vio solo, sentado, durante diez minutos, sin hablar con ninguno de sus colegas aliados, mientras, a unos pocos metros, la mayoría de ellos conversaban en un animado grupo, en el que también se encontraba Bush.

Allí se pudo ver, entre otros, a la canciller alemana Angela Merkel, al presidente de Ucrania, Viktor Yutchenko; al ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, al presidente afgano, Hamid Karzai, o al Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana. Todos incluyeron entre sus saludos y conversaciones a Bush. Un acercamiento de Zapatero al grupo hubiera sido lo más normal, pero no se produjo. Siguió allí, sentado, a veces con los ojos cerrados, entre pensativo y aburrido, y esperando, incluso, a que uno de sus asesores le trajera a Karzai para que, en un saludo de dos segundos, le agradeciera la contribución española a Afganistán.

Las entrevistas bilaterales de Zapatero se limitaron al presidente polaco, Lech Kaczinsky, y al primer ministro australiano, Kevin Rudd, a lo que hay que añadir unas «largas conversaciones» -según Moratinos- con Angela Merkel, Nicolás Sarkozy y y Gordon Brown y la primera ministra neozelandesa, Hellen Clark,

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